Hoy fue de esos días en que la vida me empujo hacia una puerta nueva... estaba aburrida en la universidad haciendo la hora para un tramite, me acorde que mi mamá andaría por el centro, así que agarre el auto y me fui a su encuentro sin previo aviso. Me estacione y comencé a buscarla y llamarla, me contesto y me mando a la cresta xd que estaba ocupada y quería estar un rato sola. Me cayo pésimo, es tan independiente y yo tan mamona que a veces chocamos... me puse a vagar super picada con lo que paso. Entre a un boulevare lleno de locales y en una puerta había un viejito sentado en una habitación muy mística y sonriéndome me dijo: Hola!! como has estado? parece que te dejaron sola y no tienes nada que hacer. No pude evitar reírme con lo asertivo de su comentario. Entre y me senté frente a él y me pregunto porqué había dejado de escribir? le dije que no tenia idea... que igual lo lamentaba porqué a veces no podía dormir tranquila de tantas ideas que surgían en mi cabeza xd. A esto respondió a que se debía a mi planeta mercurio, el cual siempre me ha regido, pero me he convertido en una persona un tanto primitiva en los últimos meses. Le pregunte porque estaba tan seguro de mi planeta. Me dijo que se notaba mucho que era una géminiana, el único signo intelectual del zodiaco según él, que mi forma de hablar, de moverme y expresarme me habían delatado. Estaba frente a un índigo que compartía mi planeta y quizás los mismos intereses. Me sentí agradecida de vagar y que mi madre me hubiera cortado, fue de esos días en que no sabes que hacer, pero la vida te guía sin reparos a tu propio destino impredecible. Me sentí agradecida de tener una agradable conversación con un completo desconocido que al parecer me conocía más que muchos de mis amigos. Un viejito de unos 80 años, sereno, risueño, encantador, intelectual, culto y muy hábil para hablar. Describió muchas cosas de las que me estaban pasando en ese momento sin que se las contara, me dijo que los cuentos que escribía eran muy lindos y era una pena que hubiera dejado de escribir, que ese seria mi testimonio por el resto de mi vida y mis hijos esperarían para leer todo aquello que ha transformado mi mundo. Prometí volver a visitarlo, espero volver a verlo, de verdad conversar con él fue una verdadera bendición, estoy acá y el logró que yo volviera a escribir, para algo o alguien que esta más allá de lo imaginable, algo o alguien que necesita ser escuchado o comprendido a través de palabras mágicas que solo salen de tu alma, cuando te das cuenta que debes hacer algo por alguien que no conoces y tampoco te conoce, pero que podemos llegar a sentir o vivir cosas muy parecidas. Gracias señor Héctor, usted fue un ángel.
