Todo comenzo con el miedo. Tenia tanto miedo al principio. Miedo de ti, de mi, de lo que nos pueda suceder. De que sin quererlo nos comencemos a necesitar - más -, de que no nos dejemos de pensar, de que los juegos y el erotismo salgan de lugar y de que el amor y la ilusión tarde o temprano nos hagan llorar. Pues al comenzar la historia que te liga a los ojos de él, sabes muy bien que no todos lloramos de la misma manera, hay que considerar que existen sonrisas que esconden miles de lágrimas. Eso no es cinismo, es el temor que te hace pensar un millón de veces, el paso que tienes que dar a continuación. Son emociones reprimidas. Emociones que se desatan cuando te das cuenta que el sentimiento es mutuo.
Pasar por un lugar y recordar todo lo que sucedió allí. Revivir todo lo que paso, te hacen víctima de los recuerdos. Te das cuenta que te está gustando esa persona más de la cuenta. Te das cuenta de la importancia que le da tu mente a situaciones pasadas. Donde tu y él, vivieron una bomba, algo fugas que no sabes como sucedió, lo estudias con la mente y te encanta, Te das cuenta que hay tantas cosas por decir, por aclarar, tantas cosas por hacer, tantas cosas por vivir y por morir. Pero hasta ese entonces, solo eramos andantes o conocidos... que se yo. Pero lo curioso es que el amor había comenzado desde mucho antes. Y eso era místico. Porque cuando te ocurre, es solo una vez en la vida. Esto en esos momentos me hacia vulnerable, porque el que tiene buena memoria, siempre sufre más. Pero pasado un tiempo, descubrí que no era solo yo, sino que eramos dos.
Fue ahí, que las fibras de mi cuerpo gritaron tu nombre, mi mente hizo cortocircuito y me estrelle contra el piso. Resulto ser, que yo era la vida que te acosaba y tu la muerte que se resistía. Tu eres la vida que me acosa hoy y yo la muerte que se resiste. Perfecta combinación de dos seres imperfectos.
Pero al caminar siempre hay que tener cuidado de no tropezar y de no arrollar a los demás. Lo mismo es con el amor. Enamórate de alguien que te quiera hasta en esos días cuando estás insoportable. ¿Amor? Amor es mantenerse enamorado a pesar de las peleas y discusiones y luchar para que las cosas puedan mejorar. Eso es amor.
Y sépalo usted, que el amor llego a mi vida, y no tocando la puerta, o entrando por la ventana como dicen que llega…El amor llego derrumbando mi casa, tumbando las paredes, arrancando el piso, sacudiéndome el alma, empujándome al inconsciente, explotando amor y lujuria, derramando adrenalina (acción), endorfinas (felicidad) y seretonina (placer).
Casi todas las personas son tan felices como deciden serlo. Cuando escoges, lo haces sin pensar, sin planearlo y sin esperarlo. Simplemente pasa y cuando pasa, te das cuenta que aún no has vivido nada. Te das cuenta que estabas equivocada, que lo que habías vivido antes, era solo una pequeña parte del sexo. Porque descubres que el amor es algo totalmente diferente, inimaginable y trasciende cada molécula de tu ser. La diferencia está en que por primera vez quieres besar con la vida y no con lo que te queda.
Quieres soñar todos los días, sin que nadie se entrometa, sin que nadie te despierte, sin que nadie estropee esté sueño tan real, tan humano, tan tuyo. Porque es solo un tema de dos, una historia de dos, de dos personas, de dos amantes, de dos amigos, de dos niños, de dos aventureros. Es tu historia compartida, que ocurre solo en dos mentes, en un cuarto, en una vida, en una distancia única o en una conexión irrevocable. Fue así que comenzó el principio de un perfecto final de dudas y temores, pues matemáticamente nuestro amor por alguna fuerza natural se ha vuelto infinito. Acto seguido nos perdimos en el espacio. Desde entonces nunca hemos regresado y jamás volvimos a ser los mismos de antes.
