Hace tiempo que no pasaba por acá. Me reprocho el hecho de haber comenzado a ser una persona tan absorbida por el sistema, sistema del cual siempre he sacado provecho de manera positiva y jamás permitirme yo ser victima de él. En marzo comencé un nuevo estilo de vida, que la verdad me propuse, me lo impuse, lo acepté, cuidé, apliqué y me ha traído favorables resultados hasta ahora. Estar de lunes a viernes con jornada completa en un colegio, me ha demostrado la capacidad innata que tengo de hacer muchas cosas en tiempo record, cualidad que le agradezco a la vida y a su vez la bendigo para que me siga trayendo buenas experiencias. Por lo tanto, estó me ha permitido, llegar a mi casa hacer deporte, darme mis baños de tina, preparar mi almuerzo para el otro día, leer un buen libro, ver alguna película o capitulo de serie (jamás de la televisión, para que no me atrape xD), y de pasadita hacer yoga y meditación para cuidar mis valiosas horas de sueño. Mis seres queridos me comentan que cada vez estoy adquiriendo hábitos de vieja culeca jajaja... yo digo que es tan simple, como querer hacerme un cariñito. Me gusta más estar conmigo misma, conocerme mejor, cuidarme mejor, entregarme amor a mi misma, desde mi vocabulario, mi pensamiento, mi cuerpo y espíritu. Terapia a través del trote, nadar, hacer yoga o escuchar música... de hecho, en este mismo instante estoy muy nerviosa... mañana viajare a Santiago de Chile, al Movistar Arena a ver a Jorge Drexler. Tanto tiempo curándome con sus letras, con sus frases tan sabías, una canción para cada época del año, para cada etapa de mi vida y para cada prueba o desafío que me pone la vida por sorpresa. Cada día le encuentro más sentido a sus temas, escucharlo todos los días en la madrugada cuando aún no sale el sol, parada bajo la helada de un paradero, esperando la primera micro que sale de donde vivo, para ese viaje de una hora escuchándote, mirando como poco a poco se ilumina el cielo; Las almas que suben a esta micro, que alberga tantas conversaciones, emociones, sensaciones y diferencias que nos unen, en la necesidad constante de sentirnos vivos a través de sentirnos útiles o como en mi caso, sentir que puedo regalarle a los demás un pedacito de mi espíritu, a través del cariño, la paciencia y la tolerancia. Sentir ese sabor exquisito del sacrificio... cruzar una distancia sólo para ayudar a quienes sólo necesitan recibir un poquito de empatía.
Hace tiempo que no pasaba por acá, a dejar huella de mi inquietud, huella de mi sentir, soy tan humana,tan sensible a lo imperceptible de la vida, de las miradas, los gestos, movimientos y palabras. La necesidad de dejar huella en mi propia vida y en la de los demás, que quieran ser parte de la mía. Dejar que todo fluya, bienvenido sea lo que me tiene deparada la vida, yo solo recibo lo bueno, lo malo lo dejo pasar o lo transformo en algo bueno. Nada se pierde, todo se transforma. Gracias.
